Biografía de Jaime Molina Juan

Comentario de José Luis Martínez Ángel:

Me he enterado del fallecimiento de Jaime Molina Juan, Jaime “el cartero”, y no puedo por menos que dedicarle unas líneas para recordar su personalidad, y transmitir mi pesar a su familia.

Jaime fue, es, uno de esos personajes singulares de Bocairent, que ya era “mayor” cuando yo era niño, y que controló y repartió nuestra correspondencia durante muchos años.

Jaime tenía esas dos cosas especiales de los carteros rurales que les distinguen del resto de la población. La primera es que, posiblemente, es el único ciudadano que conoce a todos los habitantes del pueblo. Con sus nombres, apellidos, y dirección postal. Y los conoce en todas sus formas: recién levantados, en momentos de alegría, y en momentos de dolor.

Seguro que Jaime. Como todos los carteros, “adivinaba” el contenido de las cartas nada más ver el sobre. Y andaba deprisa cuando era la de ese hijo que está en la mili, o despacio cuando presentía que se anunciaba una desgracia.

Era de temperamento jovial y en los últimos años, cuando se llega a determinada edad y parece que se estrecha la horquilla de las diferencias en las fechas de nacimiento, hablábamos de vez en cuando, pero siempre que coincidíamos en Solbes o en cualquier otro lugar del pueblo.

Sé que tuvo una buena relación con mi padre, pero eso no era una excepción, porque tuvo buena relación con varias generaciones de bocairentinos.

La segunda característica de Jaime, como la de otros carteros, era su excelente estado físico que le permitió llegar a los 90 años en muy buena forma, posiblemente como consecuencia del ir y venir diario por las calles del pueblo, tan difíciles de patear, acompañado por una lucidez mental muy notable.

Jaime era un gran conversador y un auténtico archivo viviente de recuerdos y anécdotas de Bocairent, que yo escuchaba con mucho interés.

Lamento su pérdida y también que dentro de muy poco tiempo, mañana mismo, cuando le pregunten a los jóvenes del pueblo por Jaime “el cartero”, pondrán cara de extrañeza, sin saber que fue el hombre que llevaba las cartas de sus padres a sus abuelos y de sus abuelos a sus padres, en una época en la que las cartas eran el mejor vehículo, casi el único, de comunicación entre las personas.

Había otro, el telegrama, pero ese documento oficial de color entre azul y gris y plegado en rectángulo, nos generaba inquietud cada vez que lo recibíamos porque, en la mayoría de los casos, era portador de malas noticias.

Descanse en paz Jaime “el cartero”. No nació en Bocairent ni tampoco el oficio de cartero fue su primera profesión, pero sí la que le hizo popular. Y, como persona, llegó a ser uno de tantos bocairentinos que han aportado un granito de arena a la historia de su comunidad.